Vittorino Chizzolini, su pedagogía.

LA VIDA DE VITTORINO CHIZZOLINI:

SIERVO DE DIOS

 

1907 – 1984

Vittorino Chizzolini nació en Brescia el 3 de enero de 1907, y fue un incansable animador de la cultura católica del siglo XX.

Nació en una familia de artesanos. Desde muy joven sintió la vocación pedagógica y estudió el  magisterio para afrontar luego los estudios superiores: obtuvo titulaciones en filosofía y Pedagogía.

Se dedicó a la enseñanza hasta 1935, en que se aleja por motivos de salud.  Se hizo cargo de la redacción de la Editorial  La Escuela donde colaboró con Mons. Zamarchi, Marco Agosti y Don Pepino Tedeschi.  Hombre de gran espiritualidad, cultivó ideales pedagógicos cristianos, traduciéndolos en una gran operatividad, como signo de una especial caridad intelectual y una incondicional dedicación apostólica hacia los niños y jóvenes estudiantes.

Fue Director de las Revistas “Escuela Italiana Moderna”, “Escuela Maternal” y varias publicaciones educativas más, promovió la creación del Seminario Pedagógico de Cooperación Internacional, contribuyó de modo determinante al establecimiento en Brescia de la Facultad para Maestros de la Universidad Católica.

Hombre de gran espiritualidad, cultivó ideales pedagógicos cristianos, traduciéndolos en una gran operatividad, como signo de una especial caridad intelectual y una incondicional dedicación apostólica hacia los niños y jóvenes estudiantes.

Vittorino Chizzolini murió en Brescia el 24 de mayo de 1984.

 


NOTAS CARACTERÍSTICAS DE SU PEDAGOGÍA

 

Su religiosidad y personalidad encantaban por la fuerza de la coherencia y amabilidad de la dedicación. Con su ejemplo enseñaba que no se construye nada resistente con actitudes polémicas, que al final, la realidad humilde, cotidiana, es la mejor vía para la realización del reino de Dios.

 

Pobreza, Humildad, Caridad

Fue poseedor de esta tríada de virtudes espléndidas. No sólo sentía una real predilección por los pobres, enfermos y abandonados.

En cuanto a la humildad, era habitual en él atribuir a otros los méritos de sus iniciativas. Dotado de una inteligencia superior y una sólida preparación cultural, su mayor deseo era servir a los demás.

Era caritativo, jamás una palabra de crítica hacia nadie. Todos los que lo conocían tenían la sensación de ser atendidos con la alegría de un amigo.

 

Amor y Paz:

El amor era el faro de luz que guiaba su vida. Era un hombre que deseaba sentirse hermano de todos los hombres, amar con corazón misionero. Su dedicación, su entrega a los demás era total. El fruto de este amor era la paz. Toda su enseñanza estaba centrada en el amor y la entrega.

 

Libertad:

Liberado de toda ambición y aspiración terrena, y poseedor de una fe inquebrantable, era un hombre libre, sin ataduras. Su única identificación era con Cristo y María. Despreciaba lo superfluo, se prodigaba a los otros con simplicidad y alegría. Deseaba que la humanidad conformara una única y gran familia. Fue un animador incomparable y un interlocutor privilegiado. Su gran anhelo fue la educación que le permitiera formar integralmente a niños, adolescentes y jóvenes. Imaginaba una escuela no centrada en el maestro, ni en el alumno, sino en el amor, como única manera de superar todos los problemas educativos.

 


ORACIÓN:

 

Padre Celestial, verdad y amor infinitamente grandes, difundes tu vida en el universo y pides al hombre que esté enamorado y hambriento de amor.

Jesucristo, Hijo del Dios vivo, tu has abierto, al precio de tu sangre, la casa de la sabiduría y la morada de la caridad e invitas a todos a cruzar aquella puerta.

Espíritu Santo, tu habitas en nuestros corazones e infundes en ellos, el deseo de la santa ascensión y la fuerza para la ardiente conquista.

Los bendecimos por haber enriquecido extraordinariamente con sus dones sublimes a vuestro siervo y nuestro hermano Vittorino Chizzolini.

Concédenos la gracia de percibir la alegría de su presencia en nuestra vida y de gozar de su ejemplo estimulante.

Que su tumba pueda suscitar a quien lo visita, consolación en las pruebas y coraje en las tareas apostólicas.

Les imploramos por la gloria de su nombre.

Que María Santísima interceda por la salvación del mundo entero.

 

Amén.